Miró a su alrededor. Se detuvo y se lavó las manos. Paró a pensar en lo que había hecho, se sentía raro, pero no se arrepentía. Al fin y acabo se lo merecía. Dejó la toalla en la parte izquierda del toallero, la parte derecha era de su mujer.
Fue hacia su habitación y se puso una camisa de puño francés, solo se la ponía en ocasiones especiales. Y esta era una de ellas.
Salió corriendo por el pasillo, pero tropezó con el mueble de madera que su mujer le había regalado hacía unos tres años. Ese mueble tenía como pequeños mundos aparte, en un cajón podía haber desde la dichosa cuchilla, con la que siempre se cortaba, hasta una cucaracha.
Dejó atrás el mueble y se puso a pensar en lo que tenía que hacer, así que salió de casa y bajó los escalones corriendo.
¿Diecisiete? Creía que eran dieciocho, pero eso no importaba. Ahora ya nada importaba, iba a cruzar la acera e iba a presentarse a la policía. Había dejado a su mujer apuñalada en el salón.

3 comentaris:

Microrrelatos de la frau dijo...

- Preocupación por el lenguaje.3
- Afán de universalidad.1
- Sentido del humor.2
- Rebeldía y originalidad.4


uun besoo Irati

act: MArta Pacheco y Mika

Microrrelatos de la frau dijo...

Lo veía venir. ¡Muy buena idea y buena imagen!
En general me ha gustado.

preocupación por el lenguaje:3
afán de universalidad: 2
Sentido del humor: 2
rebeldía y originalidad: 2


Carlota López van de Logt.

Unknown dijo...

Me ha costado decidirme por uno de tus microrrelatos, y al final he elegido este porque me recuerda a Julio Cortázar (lee algún cuento de este gran escritor). Tiene mucha tensión dramática y el final es impactante. Al mismo tiempo, como todos tus microrrelatos, describe muy bien la psicología del personaje.