Todo comenzó al escuchar la primera melodía, sus notas, sus instrumentos inmaculados. Sin dejar de sonar, podías describir el aroma del compás puro y elegante.
Me sentía muy relajado, e incluso motivado, creía que aquellas notas solo me producían bienestar. En cambio, me di cuanta de que me llevaban a un mundo apartado de la humanidad, donde podía campar a mis anchas.
Cuando la música paró, sentí un vacío estremecedor en mis adentros. Necesitaba una corchea que cubriera aquel vacío interior.
Y así descubrí que el flamenco era parte de mí, y que sin él mi corazón se paraba esperando un solo acorde de Paco De Lucía. Así seguiría latiendo el reto de mis días.

1 comentaris:

Microrrelatos de la frau dijo...

Yo tengo sensaciones similares, aunque no con el mismo tipo de música. Me ha encantado, es una genial descripción.

preocupación por el lenguaje:4
afán de universalidad:3
sentido del humor:1
rebeldía y originalidad:4



Carlota López van de Logt.