Se me ha olvidado. ¿Cómo era?, que..., no lo sé decir, no me acuerdo de esa palabra que digo tan poco y significa tanto. Ya no sé ni pronunciarla, ya no puedo ni escribirla, si solo por una vez fuera y me dieran la oportunidad la diría, pero, ¿a qué o a quién? A mi madre, a mi hermano, a mi padre se la decía siempre, pero desde que me marché no la volví a decir y ahora lo necesito. Cogeré el teléfono y los llamaré...
Pip... Pip....
¿Sí?
¿Papa?
¿Hijo, qué tal va todo?
Bien, ¿podemos quedar?
Por supuesto.
Ese día, cuando los vi, solo me salió:
-¡OS QUIERO!

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