Quedaban apenas unos tres segundos para que todo acabara. En pocos instantes serían libres por mucho tiempo. Seguían ansiosos el paso de las agujas de reloj. Por muy poco que quedara se les hacía eterno.
Estaban nerviosos, pues sabían que a partir de unos instantes tendrían toda la libertad que hacia meses pedían. Deseaban pasarse mañanas enteras durmiendo y tardes en la playa.
Al fin sucedió. El timbre sonó más fuerte de lo habitual, pero eso daba igual. Empezaron a correr y saltar hasta el patio, donde ansiosos lanzaron los apuntes de todo un año.
Circularon por la puerta principal a gran velocidad. Unos iban con cara de decepción al saber que tendrían que seguir estudiando durante el verano, por haber suspendido. Pero los otros salían con una sonrisa de oreja a oreja y deseando llegar a casa para enseñar las notas y tomarse el verano entero para divertirse.

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