No podía creer cuánto tiempo había estado tan cerca de aquel remoto rincón del mundo. Apartado de la ciudad, las prisas… Donde me pude sentir más libre que nunca. Era justo lo que necesitaba después de ese invierno tan largo y frío. Yo sola encima de esa arena tan blanca y pura, con el agua cristalina tan cerca de mis pies y con los primeros rayos de sol que acariciaban suavemente mi piel. Decidí no contarle a nadie mi descubrimiento porque sino todo aquello se acabaría cuando la gente supiese de ese rincón, mi rincón. El que hoy en día aún no conoce nadie más que yo.

1 comentaris:

Microrrelatos de la frau dijo...

¡Qué bonito Aintzane!


Preocupación por el lenguaje: 4
Afán de universalidad: 3
Sentido del humor: 1
Rebeldía y originalidad: 3



Carlota López van de Logt.