Discuto, me enfado, me riñes, lloro, desesperas, corro, me sigues, me paro, me abrazas... Sabes que soy difícil, pero lo que tú me has llegado a enseñar es mucho más de lo que nunca te he pedido o he llegado a imaginar. Al fin y al cabo, mi mente no da para más. Quieres sacar de mí lo mejor y lo intentas día a día. Cada rato que pasas conmigo es como un duelo. ¿Nunca nos vamos a poner de acuerdo, ¿verdad? ¿Cuándo voy a poder decir que pensamos lo mismo?
Con todo esto solo quiero que sepas que algun dia, cuando yo ya sea mayor, te pediré consejo, y necesitaré que estés a mi lado. Mira, la vida no es eterna y llegará un momento en que tú no estarás conmigo. Y ese día, con lágrimas en los ojos, tendré que decir que echo de menos lo que un día eche de más.
¡Gracias mamá!

Participan un general ruso, un norteamericano y un español en unas maniobras.
El ruso dice:
-¡Mis soldados sí que tienen narices! ¡A ver soldado! ¡Tírate al mar con una mano atada a la espalda, mata un tiburón y tráelo a la costa!
El soldado vuelve sosteniendo el tiburón muerto con una mano.
-¿Ven? ¡Eso es tener narices!
El general norteamericano dice:
-¡Soldado! ¡Nade 2000 metros mar adentro! ¡Con las dos manos atadas, mate un tiburón y tráigalo a la costa!
El soldado vuelve con el tiburón muerto.
-¿Ven? ¡Eso es tener narices!
El general español dice:
-¡Soldado Ramírez! ¡Nade 3000 metros mar adentro! ¡Con las manos y pies atados, atrape un tiburón, mátelo con los dientes, cójalo y tráigamelo!
-Y ¿por qué no le pide eso a su madre?
-¿Ven? ¡Eso es tener narices!

Marta, una modelo, fue a la peluquería de Miguel. Llegó con los auriculares puestos.
-Miguel, córtame el pelo, pero no me quites los auriculares.
Miguel cortó, peinó, mojó, desflequilló, aclaró, repeinó y onduló. Pero en determinado momento, para seguir, tenía que quitarle los auriculares de las orejas.
Pensó qué pasaría si se los quitaba y se los quitó.
Diez minutos después, Marta se incorporó. Se llevó las manos a la garganta, comenzó a ponerse azul, se convulsionó, se puso completamente azul...¡y murió!
Asombradísimo, Miguel agarró los auriculares para ver qué estaba escuchando la modelo. Y oyó una voz que decía:
-Aspire..., espire..., tome aire..., échelo..., aspire..., espire..., tome aire...

Aquel día fue tan divertido como que te pinchen con cien agujas chinas. Realmente, ¿es tan necesario acudir a las cita por compromiso?
Carolina lo había liado todo, ese hombre era horrible y decía unas cosas muy raras, parecía un psicópata. Llamé a mi amiga para que me socorriera y no os vais a creer lo que pasó: se pusieron a hablar ellos dos y me tuve que ir porque estaban a punto de abalanzarse uno sobre el otro. Al llegar a casa estaba la vecina cotilleando a ver si me había traído algún hombre a casa, como solía hacer hace ya muchos años. Me senté en mi sofá, acaricié a mi gato y me quedé dormida. Dos días más tarde me llamó mi amiga y me dijo.
-¡De aquí un mes me caso!

Se me ha olvidado. ¿Cómo era?, que..., no lo sé decir, no me acuerdo de esa palabra que digo tan poco y significa tanto. Ya no sé ni pronunciarla, ya no puedo ni escribirla, si solo por una vez fuera y me dieran la oportunidad la diría, pero, ¿a qué o a quién? A mi madre, a mi hermano, a mi padre se la decía siempre, pero desde que me marché no la volví a decir y ahora lo necesito. Cogeré el teléfono y los llamaré...
Pip... Pip....
¿Sí?
¿Papa?
¿Hijo, qué tal va todo?
Bien, ¿podemos quedar?
Por supuesto.
Ese día, cuando los vi, solo me salió:
-¡OS QUIERO!

Ayer me encontraba sola, tenia miedo. Frío y algo de oscuridad invadía mi vida. No encontraba la razón de existir, no había nada ni nadie que me ayudara, estaba desesperada, tenía tanto y tando miedo... ¿Quién era? ¿De qué servía? De repente, una luz muy tenue se me apareció, una sola lágrima de aquello que un día me dio esperanza... Desperté, mi hijo me estaba llamando entonces, volví a sonreír. Ya no estoy sola.

Ya van dos, dos tilas, y estos que no paran, lo intentas, pero no lo consigues, te repites a ti mismo mil y una veces que va a salir todo bien, que no harás el ridículo, que nadie se va a reír de ti. Intentas asegurarte de que alguna persona se sentirá orgulloso de tu gran trabajo, un amigo, un padre, el vecino…, pero ellos, los malditos, los que te hacen sentir ganas de ir al baño, y los que nunca te ayudan en nada, sí, ellos, los que la gente suele llamar los nervios.
Ya has acabado, por fin, pero te acuerdas de que no los vuelves a aliviar hasta que vuelves a terminar y para eso tienes que empezar.

Ves un día cambiar el color de las hojas, ya no ves los pájaros de cada mañana ni oyes sus cantos que, en ocasiones, solían calmar tus ansias, pero, en cambio, sientes y observas las hojas que caen de las copas de los árboles, el aire es frío, tiene un olor especial, te das cuenta de que algo pasa y… tú ahí, sentado en el fin del mundo, dejando que el tiempo te dé una respuesta, y al fin te la da. Ya es otoño.

Dos astronautas en una nave que despega de la tierra y aterriza en un instante sobre el nuevo paneta, la indiferencia les hace creer que son los primeros.
En realidad eran los que llegaban tarde a la fiesta, todos se habían ido, y solo quedaban unas rocas y lo que ellos llaman agua congelada. La vida está en todas partes, solo la encuentras si no llegas tarde.
Te miré a los ojos y me bajaste la mirada. Te pregunté: ¿Qué pasa?. No respondiste nada. Entonces comprendí que me traicionabas, pues tu mirada ya no era sincera y tu sonrisa inexistente.

Cuando te vi, por primera vez, me di cuenta de que te quería. Y cuando te vi por segunda vez, me di cuenta que lo que sentía no era querer, sino que era amor que nunca se acabará.
Este niño era tan tonto, tan tonto, que cuando le decían hola se ponía a llorar.
Cuando llegué a casa tenía tanta hambre que lo primero que hice fue ir al frigorífico y empezar a cocinar un jugoso filete y unas crijientes patatas. La boca se me hacía agua solo de verlo ¡QUÉ OLOR! ¡QUÉ RICO! Me senté delante del plato, por fin me iba a dar un festín. Sonó el teléfono, me levanté sin ganas y contesté. Era mi madre, no le di mucha conversación y colgué.
Me senté de nuevo y volvieron a llamar.
Era mi hermana.
Cuando por fin volvi a sentarme, llamaron a la puerta, era el cartero con un certificado.
Pensé: no vuelvo a levantarme hasta que termine de comer, y cuando volví a entrar mi perro salió de la cocina relamiéndose.
¡Ha llegado el día!
Mos vamos de viaje, hemos quedado en casa y formaremos una caravana de tres coches. Durante el viaje pararemos alguna vez a tomar algú café, a estirar las piernas...
Ms sobrinos seguro que querrán chocolate y correr un poco. Cuando lleguemos nos espera la ilusión de ver a nuestra familia y a nuestros amigos, de pasar momentos juntos, de poder pasear por las calles y los jardines de mi pueblo.
Solo por vivir estos momentos merece la pene hacer todos los kilómetros que hemos hecho.
Había llovido durante toda la noche, Carlos miraba al exterior por la ventana. La fría mañana de color plomizo. Era una mañana muy acorde con sus sentimientos. El día anterior María le había dejado por otro. Pasó toda la noche llorando. Pensó que nunca más sería feliz, el mundo había terminado para él.
Se vistió desganado, cogió la mochila y se dirigió hacia el instituto.
Por el camino un rayo de sol enpezó a filtrarse entre las nubes. ¿Será posible que en mi vida también salga el sol en algún momento? Esos pensamientos le llevaron a sentirse más fuerte y más confiado, se dio cuenta de que la vida sigue, evoluciona y espera que la vivamos con todas nuestras fuerzas.

Martes 13, Gerard tenía 13 años. Vivía en la calle Tenebrosa, número 666. Su primer día de colegio todo el mundo le miraba despectivamente, Marcos se sentía marginado. Una muchacha llamada Sigrid se acercó a él y le saludó. Mucha gente se quedaba impresionada al ver que alguien se acercaba al pobre muchacho. Sigrid y Gerard se hicieron grandes amigos.
La gente que conocía a Sigrid le decían que ese niño era el mismo diablo, que esa casa estaba embrujada y repleta de cadáveres, a Sigrid le daba absolutamente igual. Marcos le pidió a Sirid que fuera a su casa porque la madre de Gerard, llamada Pepita, le quería conocer. Sigrid aceptó encantada. Al día siguiente Sigrid fue a casa de Marcos, picó a la puerta seis veces. Pepita abrió la puerta. Gerard esperaba a Sigrid delante de la puerta. Sigrid vio que la casa de Gerard era muy amplia, muy limpia y sin cadáveres en los alrededores. Entró dentro y Sigrid se quedó boquiabierta al ver la gran casa que tenia Gerard. Gerard le pidió tener una relación seria. Sigrid sonrojada le dijo que sí.

El día 7 de noviembre, Sofia fue a un concurso de belleza a Barcelona. Ella antes de ir al salón de belleza para arreglarse fue de compras. A Sofía siempre le gustaba ir coqueta, incluso para ponerse el pijama. A Sofía le encantaba estar cada hora arreglada no podía estar un día sin arreglarse. Eso para ella era un delito. Sofía, después de hacer la compra, se fue al salón de belleza. Allí no veas la que se montó, porque simplemente perdió un zapato. Ya ves a Sofía recorriendo el salón arriba y abajo y ella no encontraba el zapato. Sofía registró a todas las chicas para ver quién tenía su zapato y ninguna lo tenía. Fue a una sala donde solo había ropa para ver si estaba ahí, y, por fin, lo encontró. Se miró en el espejo y empezó a decir:
- ¡Ay, dios mío, qué pelos, por dios! Necesito un especialista.
( Y empezó a chillar).
- Especialista, ven ahora mismo y arréglame estos pelos de bruja que llevo.
El especialista le arregló el pelo y Sofía, por fin, se calmó, pero llegó un segurata y le llamó:
<>
Sofía cortó al pobre hombre para decirle:
<< Señorita>>
Y el hombre siguio:
<>
Y Sofía le contestó:
- ¿¿¡¡Quée!!!??, ja, así que me hacéis venir aquí pra nada, pues como me llamo Sofía, yo te digo que salgo ahí afuera como sea. Y exactamente salió corriendo y detrás de ella cuatro seguratas.
Era una tarde muy cáldia. María estaba nerviosa porque el día 23 de noviembre era su cumpleaños. Le llamaron sus tres mejores amigos, Pablo,Marcos y Sara.
Los cuatro decidieron ir a dar una vuelta por el barrio. En aquel paseo, María pensaba que sus mejores amigos le habían preparado algo especial, pero se encontró que ni ellos se acordaban de su cumpleaños. María empezó a correr sin parar hasta llegar a su casa. Llegó y le dijo a su madre qué pasaba.
La madre no le hizo ni caso. María, nerviosa, cogió la puerta de la calle y se fue.
En ese momento, su madre llamó a Pablo, Marcos y Sara para prepararle la fiesta sorpresa a su hija. Maria estaba en el jardín pensando que si esto que le hacían era una broma que era un poco pesada para ella. Maria se levantó y fue direccion para su casa y vio que la casa estaba con las luzes apagadas y los cristales rotos. Ella, asustada, entró y vio a todo el mundo disfrazado y chillando:
- ¡Felicidades!
Era el día más feliz para María.

Juan y Mónica se casaron, eran felices. Hasta que un día Juan conoció a Tamara, una guapa cajera de supermercado. Juan le pidió el divorcio a Mónica. Mónica aceptó, lo seguía queriendo pero no quería vivir mal. Sólo faltaba que el divorcio se hiciera oficial. Pero la iglesia dijo que divorciarse era pecado y no los dejaron. Como Juan era muy creyente no aceptaba que estaba pecando, hasta que un día se le ocurrió la solución. En la ceremonía del casamiento el cura dijo:
-Hasta que la muerte os separe.
Era un 20 de enero, yo estaba sentada en un rincón del patio mirando la persona que más me gusta. Ella me miró y yo quité la vista rápidamente. Yo la miraba de reojo y vi cómo sonreía, yo pensé que ya había quedado mal por haberla mirado, pero bueno me da igual lo que piense. Llevo desde segundo de la ESO colada por ella. Ahora voy a cuarto de la ESO, y sí, sigo enamorada de la misma persona, no puedo dejar de pensar en esos labios, ojos… Creo que aún daría la vida por ella. Se lo dije a Max, él fue el que dijo que me gustaba, ella me miró y sonrió, yo ya no podía aguantar más y le di un beso en todo el morro. Ella me siguió el rollo aunque no lo pareciera, pero al cabo de quince segundos me empujó y me empezó a insultar… Desde entonces intento mirar el lado positivo de las cosas. La besé y me delaté, ya no tenía nada que ocultar.
Aquel momento, segundo, instante…, que te vi llegar, debió de ser lo mejor de mi vida.
Con la nariz fría, en la calle Van Gogh de Madrid, te esperaba con el corazón ardiendo, con las maletas hechas para irme lo más pronto posible. Te veo llegar por la esquina de la calle Mariposa. Con tus orejas en las manos, le voy enseñando a Van Gogh cómo empeora el resultado. Todos esos cariñitos me parecieron muy bonitos, pero por eso hablo contigo en diminutivo, y aunque intente guardar la ropa al mismo tiempo que nadar, me resignaré a ir en pelotas mientras dure el mar, el día que tengas ojos rojos y me estornude la nariz. Vamos a hacerlo poco a poco para poder cambiar la manera de ser.
- ¡Quédate en Madrid y ayúdame cuando menos lo merezca que será cuando más lo necesite!
- ¿Me quieres?
- ¿Yo?
- ¡Sí!
- Yo, sí, claro, ¿es que alguna vez lo has dudado?
- ¿Alguna vez?
- Sí.
- Alguna vez no, siempre.
- ¿Siempre?
- Sí, no me haces cariñitos, no me das besos…
- Pero…
- ¿Pero…?
- Es que…
- ¿Es que…?
- ¡Yo sí te quiero!
Estaba junto al teléfono esperando una llamada. Llamaron, lo cogí, no era él, colgué.
No entiendo por qué mi trabajo está mal visto, es algo que a mí me encanta hace, me da placer. Como ya he dicho antes me encanta y me da de comer. Es mi vida, es mi trabajo, no tengo por qué dejar de hacer lo que más me gusta por lo que digan.

Mi madre y yo estábamos jugando a las princesitas, yo le pintaba a ella y ella a mí, aquella tarde me lo pasé verdaderamente bien. Justo después de acabar de jugar, mi madre tenia que hacer la cena, así que decidimos quitarnos todo el maquillaje, ella me lo quitaba a mí y yo se lo quitaba a ella.

La camisa estaba rara, le faltaba algo. La empleada intentó avisar pero no le hicieron caso, así que siguió trabajando, y al colocar la camisa en el maniquí se fijó en la cara del maniquí y lo vio triste. Entonces miró la camisa y vio cómo le faltaba el botón de en medio y toda la camisa se estaba rompiendo.

Esa mañana me desperté a las 08:00, media hora más tarde de lo habitual. Me extrañó que nadie me hubiera despertado, pero me levanté, me vestí, desayuné y salí escopeteado con mi bicicleta hacia el instituto, y al llegar me encontré la puerta cerrada y no había ningún coche aparcado ni ninguna bicicleta, entonces miré mi reloj y… ¡vi que era sábado !

Yo te quiero, y tú lo sabes, eres bella, cariñosa, amable, atractiva y más. Tú me dices que también me quieres, pero yo no creo que me quieras tanto como yo a ti. Ya sea, por no ser tan atractivo o por mi carácter, pero como te tengo envidia, y la envidia es mala,he decidido matarte.
Un día de colegio en el patio me compré un bocadillo de beicon y una coca-cola y fui al lavabo para cag…, y le dije a un amigo que me guardase el bocadillo y la coca-cola. Cuando salgo del lavabo, él ya se había comido mi bocadillo y se había bebido la coca-cola. A partir de aquel momento, ya no me fío de nadie.
Una noche solo en casa. Parece muy feliz. Los padres están en un casino y no volverán hasta el amanecer y mis hermanos están de colonias con el cole. Por fin puedo irme a la cama a la hora que yo quiera, pero pasó algo que no me imaginaba que me pasaría a mí. Me cagué estando solo en caasa y puse la música a todo volumen para no tener miedo y dormí con la luz encendida toda la noche.
Una niña que se llamaba Lulú ayudaba a los compañeros del colegio por un bocadillo o dinero y ella cada día desayunaba gratis en el coole, pero un día la directora le prohibió hacer eso en el cole y acabó viviendo debajo de un puente.

Hay días en los que hay mucha gente alrededor, en los que mi hermana pequeña grita, en los que mis padres me exigen tareas, en los que mis profesores me llaman la atención. Hay días en los que el ruido es insoportable, en los que las conversaciones se cruzan, en los que el alboroto aumenta al ritmo de las horas... pero hay días de estos en los que yo no oigo nada, no veo a nadie, hay días que aunque envuelto de ruidosas palabras, rodeado de multitud de personas, yo me siento solo, es más, estoy solo. Sólo me acompaña mi propia sombra, que es la que va detrás de mi cuando sale el sol, que es la que se refleja en el agua cuando me asomo a ella. Esta soledad es la que me motiva en los buenos momentos y la que me hunde en los malos. La soledad que me inunda es la dueña de mis actos.

- ¡María! ¡Dame el paraguas! ¡Que llueve!- le dice Manolo a su mujer.
- ¡Que no! ¡Qué no llueve! ¿Que no ves que hace sol?- le contesta María. Manolo, indignado, y sin ver ningún paraguas a su alcance, sale de casa, se mete en el ascensor, baja las escaleras del portal, abre la puerta, sale a la calle, anda unos pasos, gira a la derecha, cruza la carretera cuando... ¡chasssssssss! Pisa un charco, resbala, se cae, se moja entero y seguidamente empieza a llover.
Manolo llega a casa, más indignado todavía y le grita a su mujer:
-¡María, María! ¡Ves cómo necesitaba el paraguas, que me caído en un charco y ha empezado a llover y me he puesto perdido!- y María le contesta:
- ¡Pero, Manolo! ¡Si te has caído al charco antes de que empezara a llover, de poco te servía el paraguas! ¡Ayyy…!

Cada día igual: “Lávate los dientes”, “ponte las gomas”, “no te los toques”, “ten cuidado con lo que comes”… Así día tras día, semana tras semana, mes tras mes… y van pasando los años con ellos en mi boca. En un principio solo año y medio, después la cosa se alarga, bueno, no pasa nada, un año y medio más. Cuando pasan tres años te dicen, tranquilamente que aún quedan tres años más. Hasta que llega el momento final, tan ansiado y deseado (si es que llega algún día). Pero nadie me pregunta si no los voy a echar de menos… ¡que forman parte de mi! De mis primeras experiencias con la vida…, muchas fotos los retratan, y dejan marca de ello. Pero hasta que no llegue el día..., y como dice el refrán: si no lo veo, no lo creo.


¿Qué queréis tomar?-dijo el camarero.
Yo, una cola.
Yo, un café - dijo Rafa.
Escucha Julián, tienes que ver Celda 211, la vi ayer en el cine.
¿Ah, sí? -le contesté.
Sí, de lo mejorcito del cine español - me contestó-. Va de un encargado de prisiones que se queda atrapado en una celda... -Y así, se estuvo unos diez minutos contándome la película.
¿Ya has terminado, Rafa?
Sí -me contesto decidido.
Por si no te importa saberlo, fui contigo.

Caja que nunca te puedo dejar por la diversion y otras cosas que me das, caja que para alguna gente eres tonta, caja que te quiero mucho, caja que ya estÁs vieja, caja que ya no vale para nada. Esta es la conciencia de una persona al ver la TV.

Soy una vieja verde, por que lo seré inmaduro según la gente de mi alrededor. A ver cuándo maduro y salgo del armario para ir a la boca humana.
Una mañana te levantas, encuentras un vacío, te sientes sola, te falta algo, no sabes qué es, solo esperas que eso acabe, tu preocupación aumenta con el paso del tiempo, tu angustia no cesa, es más grande, sientes que tu corazón late cada vez más rápido y más lento a la vez. Tu cabeza explota, no sabes por qué, solo buscas respuestas a tu preocupación...
Abro los ojos, la luz de la mañana me molesta, pongo mi pie izquierdo en la zapatilla, después de poner el derecho hago un bostezo muy silencioso acabado por un suspiro, abro mis ojos y lo primero que veo es tu cara verde repleta de vitamina C, D y vete tú a saber...,tu bata rosa y tus zapatillas de peluche absurdas, saludando como una histérica, yo no digo nada, solo sigo pensando ¿Cuántas mañanas aguantaré lo mismo?
Mientras me dirijo hacia al lavabo para ducharme para ir al trabajo...
Cómo hacer vida si tienes rejas de por medio.
Cómo vivir con una cadena atada a tu cuerpo.
Cómo sentir si a tu corazón lo tienen atado.
Cómo equivocarte sin que te dejen saber lo que es.
Cómo expresarte si estás censurado.
Cómo poder escaparte de tantas cadenas y candados en tu vida....
Nuevo curso, tengo miedo, otro curso, sé que habrá cambios, mas no sé cómo serán.
Primer día todo pasa normal: reencuentro con los amigos, nuevos profes, nuevos compañeros, nuevas personas,pero nunca me imaginée que entre esas estarías tú.
Pasan los días sigo esperando los cambios, patios y más patios, ha pasado la primera semana del nuevo curso.
Sexto patio. Llega el cambio, ahora lo sé, pero me lo callo. Solo pienso en ti, solo quiero estar a tu lado aunque creo que será imposible. Busco una opción para acercarme a ti y cuando llega un momento que esperaba me bloqueo. Ahora que te tengo a mi lado, todo ha cambiado...
No sé si hago lo correcto, solo quiero vivir el presente, siento que siempre he hecho lo correcto para no defraudar ni defraudarme.
Ahora siento que no puedo más, solo quiero vivir el presente, cada día pienso más en ti, no puedo parar, por más que quiera. Siento que la monotonía me aburre, me agota, que por más esfuerzos que haga todo me sale mal, no quiero más críticas. Siempre he pensado en el futuro, ahora quiero ser yo misma, dejar de esconderme.
Dejar de pensar en lo que piensan los demás, solo quiero seguir lo que siento, quiero equivocarme, quiero que tú pienses que podré seguir siendo la misma, a pesar de dejarme llevar por lo que quiero, que nada me derrumbará, que nada ni nadie destrozará mis sueños, ni mis metas, quiero que confíen en mí, que me tengan la confianza que necesito, solo necesito y quiero eso...
Marcho de mi hogar, de mi tierra para buscar mejor vida.
Solo espero volver para disfrutar contigo.
Pasa el tiempo, solo espero volver a tu lado
Solo una llamada cambio todo.
Ahora siento como todos esos sueños, y metas se van derrumbando en mis pies, ahora pienso que nada tendrá sentido, ¿para qué volver? ¿Para qué? ¿para ver el vacío que dejaste con tu marcha?
No, no quiero volver, ahora nada me hace feliz, cada día me culpo por no haberte dado la vida que merecías, solo puedo pensar en eso, y culparme por no haber luchado por tu felicidad. ¿Para qué volver? Sé que me esperan más personas a las que añoro y quiero, y ellos a mí, pero tu recuerdo me persigue a todos sitios, no quiero volver para ver ese vacío, que has dejado con tu marcha, nunca lo podré volver a llenar no habrá nada como tú, desearía volver a tenerte a mi lado solo un minuto para despedirme de ti, darte un beso y solamente decirte te quiero...

Y seguíamos igual. Sentados en el mismo suelo y apoyados en la misma pared. Pero tu en tu mundo y yo en el mío, aunque en el fondo fuera el mismo. Con las calles mojadas, las nubes negras por al horizonte y un hombre viejo sentado en un balancín de bebé como cada tarde. Ese viejo intentaba recuperar su infancia, aunque un poco tarde para hacerlo. Movía el balancín de un lado a otro con una sonrisa tan inofensiva y pura como la de un niño. Veo una silueta a lo lejos de mi imagen, una silueta tan familiar como la de uno mismo. Alguien me da una palmada en la espalda, me giro, y no había nadie. Recupero la vista. El viejo permanece donde estaba, pero la silueta se ha esfumado. Busco alrededor. Entonces apareces tú en mi mundo imaginario, y yo en el tuyo.
Conectamos otra vez con la realidad, me miras, y piensas que en el fondo no somos tan diferentes a ese viejo. Ya que enfadarse por tonterías, también es cosa de niños pequeños.

Intentar olvidar a alguien es de cobardes. No es que yo sea el mejor ejemplo, pero sé de lo que habló. Quizás te crees que si no piensas en ellos, si desaparecen de ti, tú te sentirás mejor, aliviado y sin nada que echar de menos. Pero no es así.
Un hombre me dijo una vez:
"El sentido de recordar bajo cualquier circunstancia es de listos y no al contrario. Es de personas que valoran lo que tienen, pero sobre todo, lo que tuvieron en algún momento concreto de sus vidas. Ya sea bueno o malo, corto o largo, y hasta doloroso... Pero sigue siendo tuyo y por mucho que quieras olvidarlo, el hecho no se irá. Vale, ¿que quizás gracias al olvido se vive más tranquilo? Puede ser. Yo no digo que no. Pero no se vive mejor. ¿En serio crees que por no recordar lo que pasó, significa que nunca sucedió en la vida real?"
Pensé en lo que me había dicho el hombre ese cuando yo apenas era un niño pequeño de cinco años.
Ahora, con más sentido, no soy una persona corriente. No quiero decir que sea raro, únicamente, diferente.
Una persona que pasó de ser un niño con los cinco sentidos que todos sabemos, a un hombre con seis, sin conservar ninguno de los previos.

Voy a cerrar los ojos, voy a contar hasta tres, cuando los abra que pase lo que tenga que pasar, que sea lo que tenga que ser... Si te vas, llévate las cartas, las fotos y las caricias, al fin y al cabo te pertenecen... Si te quedas, quédate conmigo.
Aquella fue la última vez que lo vi, aquella fue la última vez que supe de él o al menos que supe algo que realmente quisiera saber...

Sientes la brisa de la mañana, oyes voces, pero tú solo estás concentrada en ti. Cada vez que dices algo, vas más deprisa, tiendes a desconcentrarte, pero no, tienes que estar concentrada y físicamente en perfecto estado, limpia, impecable y, antes de salir, con una sonrisa preparada de oreja a oreja, dispuesta a convencer a los jueces de que el campeonato es tuyo.

Debe de ser triste que te digan despierta, y no poder.
¿Has visto eso? Y no poderlo ver, debe ser triste, despertarte sin poder abrir los ojos, no poder decir: - ¡Qué bonito! O simplemente opinar, no poder sentir lo que los demás sienten, debe de serlo no poderte ver.

Cuando la conocí, aún muy joven, fuimos presentados en una fiesta, al principio solo me gustaba, quería quitármela de la cabeza porque sabia que a la larga podría hacerme daño. Acabé por enamorarme y llegué hasta el extremo de no poder vivir sin ella. Mis padres no se podían enterar, aunque dudo que no lo supieran por cómo me comportaba, me estaba cambiando el carácter, y todo por ella, era un amor prohibido. Me echaron de la escuela y empezamos a encontrarnos a escondidas. La amaba, y ahora me ha conducido hasta la muerte. ¿Su nombre? Cocaína.

Una chica sufre por amor. Los hombres sienten el amor de una forma interesada. Ella ama por amor, ellos por dinero. No acepta esa conducta y rechaza a todos los impostores. Ella solo buscaba una persona que supiera valorar cómo era ella, su actitud y su personalidad. Llegado el final de la espera, decidió no mostrar los sentimientos hasta que se los mostraran a ella.

Una niña, Maria, sufría una grave enfermedad desconocida y extraña. Solo el doctor Martínez podía salvarla, llevaba mucho tiempo investigando y buscando una cura para esa enfermedad. La única salvación era una operación muy complicada que los padres debían decidir si seguir adelante o no.

Mientras conducía mi nuevo coche, tan lujoso, tan tan..., sonreí a la bellísima chica que estaba en el asiento del copiloto. Era mi novia. Al cabo de unos minutos llegamos a nuestra nueva casa, era muy bonita y hasta tenía piscina.
De repente, oí una melodía muy familiar... ¡El despertador!

Me despierto y miro el reloj. Las 8:00, tengo que estar en el colegio a las 8:15. A toda prisa me aseo, visto y hago la mochila. No encuentro mis cosas, apenas me puedo peinar, no tengo tiempo para pedir el dinero para el bocadillo. Solo tengo tiempo para maldecir a mi madre por no despertarme. Pero no la encuentro, tampoco está el desayuno en la mesa, algo extraño. Y quando salgo por la puerta, me doy cuenta de que hoy es sábado.

Nunca se puede dejar perder un segundo, se deja un segundo perdido y ya pierdes el tiempo. Se te acumula más trabajo, deberes... Aunque no se quiera hacer nada, siempre se tiene que seguir.

El sueño que tuve esa noche en casa fue algo especial, soñé que estaba de colonias. La noche fue terrible, entraron a robar, había fantasmas, y sola en media de aquel lío. Estaba chillando y, de repente, me desperté, abrí los ojos y vi que todo aquello había sido un sueño. Me levanté de la cama y me fui al instituto.

Cojo el mando de mi XBOX y me dispongo a encenderla. Descubro que no se enciende. Pruebo cambiando las pilas del mando, lo qual no tiene sentido, pero por si acaso. Todo sigue igual. Pruebo a encenderla desde el botón. Pruebo a bajar y subir el fusible. Por fin, asustado, descubro que estaba desenchufada.

Un buen dia cuando paseaba por la calle vi que me seguia una gatita. Cuando me di cuenta que había llegado hasta la puerta de mi casa. La hice pasar al jardín, ya que parecía hambrienta. Le di de comer, y desde aquel dia tengo mascota. Me hizo mucha ilusión, ya que siempre había deseado tener una.

Fui a la estación. Compré un billete de ida y vuelta, y cuando fui a subir, me cerraron las puertas del tren.

Un día que iba por la calle se me ocurrió una cosa que llevaba tiempo queriendo hacer: poner un caramelo en la puerta de un colegio a la hora de la salida.
Voy a casa, cojo el cronómetro y un caramelo y me voy hacia la escuela.
Lo dejo delante y espero a que suene el timbre. Al abrirse las puertas y salir los niños aprieto el botón. El primer día tardan 10 segundos, supongo que porque no lo habían visto. El segundo día, 5 segundos. Y el tercer día, no me dio tiempo ni a apretar, que ya lo habían cogido. Vuelvo a poner otro y vuelve a pasar lo mismo. Voy hacia la esquina y veo a un perro comiéndose mis caramelos.
Conclusión: nunca dejes un caramelo delante de la puerta de un colegio, porque pueden cogerlo los niños. O los perros

Como cada tarde, cojo mi guitarra y voy al local que tengo alquilado para ensayar canciones sin molestar a los vecinos.
Al llegar, me siento en una silla y me quedo mirando el local, como si me faltara algo.
Abro la funda de la guitarra y me llevo un sorpresa. ¡Mi guitarra tiene las cuerdas rotas! Miro dentro de la funda y me encuentro un ratón acabando de mordisquear el resto de las cuerdas. Lo cojo y lo tiro. Ahora tendré que llevar la guitarra a arreglar y otro día sin ensayar.

Porque nunca pensé estar así contigo, eres muy bonito, en serio. Cuando de verdad pensaba que lo nuestro podía a salir a flote, todo se estropea por una tontería. Sé que para ti ha sido una cosa que te duele, pero, si lo piensas de verdad, es una tontería. Si de verdad quieres a esa persona, lucha por ella, pero, eso sí, no hagas daño a otra como has hecho.

El amor es que alguien vaya a recogerte a la salida del trabajo, que te diga lo guapa que estás cuando te salen las primeras arrugas, la primera cana... Alguien que te trae flores, el periodico y el desayuno a la cama. Lo demás es una mierda.

Era un año lleno de sorpresas, de desgracias, de ilusiones y deseos. Era el año en que te vi por primera vez, y tú a mí. El año de tu primera sonrisa dirigida hacia mí y de la primera palabra que me dijiste. Ese año fue muy especial y a medida de que van pasando, más te quiero. Pero quiero decirte que no sé cómo haces para sacarme de quicio cuando quieres y una sonrisa cuando menos me lo espero. Algo te hace especial por dentro y por fuera. La gente puede pensar lo que quiera de ti, pero yo no. Dios sabe por qué yo tenía que quedarme contigo y solo él sabe que daria mi vida por no dejar que me dejaras… A veces me gustaría sentir lo que sientes cuando me quedo a tu lado, entonces yo, solo yo, sabría, si soy una buena hermana.

Había una vez un niño que olió una flor y estornudó tan fuerte que acabó en la Luna. Buscaba y buscaba otra flor para volver, sin poder encontrarla. De tanta rabia se tiró al suelo, le dio un mordisco,!y resulta que era de queso!

Llévate o quema todas mis cosas y luego entiérrame. Dame un poco de agua, ya que mis labios están descoloridos y amargos.
Date la vuelta, estoy horrible porque todo el pelo que tenía se ha esfumado. Estoy cansado de todo, la quimioterapia me hace sentir como un trapo sucio. Llama a mi tía Petra, dile que no volveré para navidades. Soy un monstruo pálido y frío enamorado de la mujer más bella. Por ahora estoy empotrado en una cama contando los días que quedan para irme. ¿Pero adónde me voy? ¿Qué va a ser de mí? Aun así, eso no me preocupa, la única cosa que se me hace difícil es dejarte.

No pude aguantar más, mi corazón latía a gran velocidad, me lancé a sus brazos, pero vi cómo él desaparecía en el momento exacto del primer roce...

Verdes sinceras
Vislumbré en la mar,
Completas de algas
Para coleccionar.

Amarillos motivos
Gemidos sin más,
Soles salidos
Gallos cantarás.

Azul atareado
Sombrío en total,
Se muestra ocupado
Haciendo color original.

Rojo pasión
Fuego fuerte,
Sobreviviendo el monzón
Inmenso arte.

No podía salir, me tenían cogido por todos lados. Estaba rodeado de armas negras en manos de los de la banda terrorista. Era demasiado tarde y, al pensar en alguna solución, vi una gran neblina blanca que habitaba en el interior de mi cabeza. Ya no podía pensar, ya no, era demasiado tarde...


En un bosque de encinas una joven gitana estaba sentada junto al río: sus aguas cristalinas reflejaban el precioso rostro. Sus ojos eran tristes y melancólicos.
Quería llegar a la estrella que miraba fijamente desde hacía ya un rato.
Cada noche se planteaba cómo podría llegar a lo más alto.
De repente, una voz ya conocida le transmite un mensaje: para llegar a lo más alto hay que construir una escalera de empeño y seguridad, y subirla poco a poco sin pausa pero sin prisa y no rindiéndose jamás.
Solo así podría llegar a la estrella que curiosamente tapó una gran nube negra.