Aquel día fue tan divertido como que te pinchen con cien agujas chinas. Realmente, ¿es tan necesario acudir a las cita por compromiso?
Carolina lo había liado todo, ese hombre era horrible y decía unas cosas muy raras, parecía un psicópata. Llamé a mi amiga para que me socorriera y no os vais a creer lo que pasó: se pusieron a hablar ellos dos y me tuve que ir porque estaban a punto de abalanzarse uno sobre el otro. Al llegar a casa estaba la vecina cotilleando a ver si me había traído algún hombre a casa, como solía hacer hace ya muchos años. Me senté en mi sofá, acaricié a mi gato y me quedé dormida. Dos días más tarde me llamó mi amiga y me dijo.
-¡De aquí un mes me caso!

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