Hay días en los que hay mucha gente alrededor, en los que mi hermana pequeña grita, en los que mis padres me exigen tareas, en los que mis profesores me llaman la atención. Hay días en los que el ruido es insoportable, en los que las conversaciones se cruzan, en los que el alboroto aumenta al ritmo de las horas... pero hay días de estos en los que yo no oigo nada, no veo a nadie, hay días que aunque envuelto de ruidosas palabras, rodeado de multitud de personas, yo me siento solo, es más, estoy solo. Sólo me acompaña mi propia sombra, que es la que va detrás de mi cuando sale el sol, que es la que se refleja en el agua cuando me asomo a ella. Esta soledad es la que me motiva en los buenos momentos y la que me hunde en los malos. La soledad que me inunda es la dueña de mis actos.

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