El lugar era muy acogedor, estaba rodeado de campos de trigo y una casa. Al lado de la casa había dos vallados con vacas y otro con ovejas. Al otro lado de la casa había una especie de almacén donde se guardaba las herramientas y la paja.
En ese almacén vivía yo, un ratón de campo, me instalé allí hace unos años por la facilidad de encontrar comida. Allí no solo vivía yo, sino que también vivían dos humanos,que eran los propietarios de la granja.
El hombre se encargaba de cuidar la tierra y los animales, la mujer se encargaba de la casa.
Yo les conocí un día, cuando entraron a coger una cosa en el almacén donde me había colado, el hombre me vio y me cogió por la cola y a partir de allí me comenzó a hacer preguntas. Yo le expliqué por qué estaba allí y él me entendió y me dijo que podía quedarme.
Desde ese día él me viene a saludar cada día y me trae algún trozo de queso.
Aleix Ferraté, Construir una narración

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