Empieza el día, y el canto de los pájaros despierta al mundo con sus dulces voces. Me quedo una horita más durmiendo y después me voy a desayunar. Cuando acabo el desayuno, me voy a abrazar el sofá, que me recibe con sus cojines y su blandura. Cojo el mando de la tele y empiezo a hacer zapping. Ya es mediodía pero mis músculos me desobedecen y no quieren que me levante del sofá, así que le pido a mi madre que me traiga la comida. Al acabar el sueño golpea duramente en mi cabeza y me deja reposar en sus puertas. Empieza a anochecer y el sol me acompaña a la cama después de una dura jornada de trabajo. La luna aparece para darme las buenas noches.

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