
Todos los héroes han desaparecido, incluido Superman, que sigue activo pero invisible al público gracias a una pantalla de censura en los medios de comunicación levantada por le gobierno, para el cual trabaja. Un encallecido Comisario Gordon anuncia su retiro en unas semanas.
Con este panorama, se produce el regreso de un Batman que no se sabe bien si quiere proteger a la ciudad o morir en una llamarada de gloria. Ya no es tan rápido ni tan ágil, pero es más inteligente y está más seguro de sí mismo; cuando se convierte en Batman, la lógica deja de tener sentido y de repente Bruce Wayne se encuentra a sí mismo saltando entre azoteas, como ningún hombre de su edad podría hacer. Como si fuera una espoleta, el regreso del Señor de la Noche precipita el de sus peores enemigos, que hasta ese momento parecían definitivamente curados o sometidos. Primero Dos Caras, que involucra en su plan a una Catwoman a la que los años han convertido en madame de un negocio de chicas de alterne. Después el Joker, que se pavimenta un camino de cadáveres hasta su enfrentamiento final con su némesis. En medio de todo ello, la aparición de un último Robin, una niña llamada Carrie Kelley. Al final, un duelo apoteósico, mano a mano con Superman, enviado por el alarmado gobierno como perro de presa para detener al díscolo vigilante de Gotham. Y todo acompañado por la omnipresencia de las cámaras de televisión, que hacen de hilo conductor de la historia. (sinopsis extractada en su mayoría del libro La noche del murciélago, de Trajano Bermúdez)
Aarón Prieto, Batman y Robin
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